Durante el 2013 se ha producido una caída del 5,7% en los precios de las commodities (índice CRB). Esta disminución puede atribuirse a diversos factores: (i) incremento de los cultivos mundiales impulsados por condiciones climatológicas favorables, (ii) aumento de la producción minera que ha elevado los inventarios de metales, principalmente del cobre, (iii) record en la extracción de crudo en EE.UU. desde 1989, (iv) desaceleración de la economía china, principal consumidor de materias primas y (v) aumento de los tipos de interés a largo plazo ante la posibilidad del  tapering.

A pesar de esta reciente caída, los precios de las materias primas, aún son elevados en términos nominales. Sin embargo, en términos reales, el valor de los alimentos se encuentra muy por debajo del existente en 1974; en el caso de los metales los precios están en línea con los niveles de ese año, y solo en el caso del petróleo son claramente superiores. Si vemos el comportamiento histórico de los ciclos de las materias primas vemos que este último ciclo es atípico por la escasa amplitud de la reciente caída. Respecto a lo que pueda pasar en el futuro se deben evaluar las restricciones que existen por el lado de la oferta y la fortaleza de la demanda.

La restricción de oferta de petróleo ha disminuido debido a que EE.UU. ha incrementado su producción de crudo no convencional en  3 millones de barriles día desde 2010. No obstante, este ritmo no va a continuar sin que se produzca un aumento de los precios, como consecuencia de los aumentos de costes y del declino. Además existe un cartel, la OPEP, con capacidad de mantener los precio “estables”.

En cuanto a la oferta agraria no se espera que haya avances espectaculares en los rendimientos y no hay mucho más terreno donde expandir el área cultivada. En el caso concreto de los metales, la respuesta de la oferta a los altos precios es clara y hoy la principal restricción se debe a la concentración de los mismos en pocos países. Además existe una importante oferta de material reciclado, piénsese en el cobre: “el oro de los chatarreros”.

En la presión alcista sobre los precios por el lado de la oferta se debe recordar que, dada la importancia de los costes de la energía en la producción de otras materias primas, la evolución del precio del crudo será clave. Por lo tanto hay que estar atento al desarrollo de los no convencionales y a las actuaciones de la OPEP.

En lo que a demanda se refiere, puede que se modere esta puntualmente pero los determinantes a largo plazo del “superciclo” siguen intactos: Crecimiento de la población y de la renta per cápita en emergentes y positivas tendencias de urbanización, industrialización y electrificación. A esto se le une en el caso de las materias primas agrarias la creciente demanda de carne y la producción de biocombustibles. En el caso puntual de China las reformas emprendidas tienden a un modelo de crecimiento basado en el consumo interno, por lo que a futuro, podemos esperar cambios en la dieta del gigante asiático pero el apetito está asegurado.

En conclusión, se espera que los precios en el medio plazo continúen al menos en los niveles actuales o  con incrementos nominales derivados de aumentos nominales de costes. Solo en el caso de que la tecnología permitiese avances que se traduzcan en costes marginales decrecientes, o en el caso de una crisis global de crecimiento en emergentes sería posible -en mi opinión- esperar un descenso sostenido del precio de las materias primas.  Eso sí existe hoy un fenómeno que limita el sentimiento alcista del mercado y es la nueva regulación de las operaciones de derivados y la actuación de algunos agentes financieros en ellos.

Por Pedro Antonio Merino