Demasiada innovación de la mala y poca de la buena
En esta crisis, las instituciones europeas, dominadas por Alemania y el BCE, han tomado varias decisiones erróneas simultáneamente. La mitad ha provenido de cerrar los ojos a verdades macroeconómicas inmutables. En primer lugar, la negativa del BCE a comportarse como banco central de la unión monetaria y solucionar las disfunciones del mercado de deuda soberana. En su lugar, ha actuado como banco central de país grande al cual se han anclado varias monedas, cuyas primas de riesgo respecto a la moneda ancla (reflejados en este caso en el diferencial de la deuda soberana) son una cuestión local de la que el banco central no responde. La crisis no se ha profundizado tanto porque la unión fiscal sea incompleta como porque el BCE ha ejercido su papel de banco central de manera insuficiente. Lo ha hecho, además, como estrategia para presionar a los gobiernos a que lleven a cabo las políticas económicas de su agrado (que no son todas incorrectas, pero no es el banco central quien debe decidirlas). Como puntilla, el BCE defiende la inflación baja como un fin en sí mismo, lo cual es muy bueno si el mundo [...]