Los bonos garantizados (covered bonds en terminología anglosajona) constituyen una importante fuente de captación de recursos para las entidades de crédito. Estos recursos permiten a las entidades desarrollar su actividad de canalización de financiación hacia el sector privado. Estos bonos poseen una serie de características propias que serán abordadas en la primera parte del artículo.

Probablemente la característica diferencial respecto a otros instrumentos utilizados por las entidades para financiarse, como por ejemplo las titulizaciones, es el doble recurso (dual recourse) mediante el cual el inversor está respaldado no sólo por la cartera de cobertura de los bonos de la que es acreedor preferente sino también por la masa patrimonial universal del emisor.

A diferencia de lo que ocurre en el caso de las operaciones de titulización, los activos de cobertura siguen en el balance del emisor, lo que supone que estos activos quedan comprometidos (asset encumbrance3), sirviendo también de garantía genérica a favor de otros acreedores en caso de concurso, aunque estos sólo cobrarán con lo obtenido de la realización de dichos activos cuando los bonistas hayan obtenido la satisfacción íntegra de sus créditos.