El comercio y la tecnología están estrechamente relacionados entre sí. Desde la invención de la rueda, a la revolución de la máquina de vapor, la tecnología ha jugado constantemente un papel clave en la configuración del desarrollo económico. Pero este fenómeno se está acelerando como nunca antes y sin precedentes, generando muchas oportunidades para emprendedores y empresas de todo el mundo, favoreciendo el crecimiento comercial y desarrollo económico, aunque por el momento estos avances tecnológicos no están siendo garantía de mayor productividad de los factores, mayor integración económica y empleo.

La innovación tecnológica actual está cambiando los paradigmas heredados del siglo XX, modificando el patrón de comercio nacional e internacional, abriendo nuevas oportunidades para las empresas, pero generando también amenazas para aquellas que no identifiquen los cambios tan disruptivos que se están produciendo. El acceso a la conectividad está permitiendo la entrada de nuevos agentes y países, generando nuevas ventajas comparativas hasta ahora inexistentes en función de la calidad de la infraestructura digital disponible, dando un mayor peso al comercio de servicios sobre el comercio total y habilitando una forma de trabajo diferente.