Fernando Ballestero, Counselor de Círculo Legal *

Muchos directivos se hacen hoy esta pregunta al ver que grandes empresas comienzan a operar con esta criptomoneda y las Autoridades hablan de una futura regulación. Para responderla, vamos a repasar qué es un Bitcoin, cómo funcionan los pagos en esa unidad y qué riesgos presenta su aceptación.

Sabemos que, históricamente,  el dinero surgió para facilitar los intercambios más allá del simple trueque. Exigía dos requisitos: ser un medio de pago generalmente aceptado, y ser un depósito de valor. Ya fuera una concha, una pieza metálica u otro objeto, su poseedor tenía un “valor” en su poder que le capacitaba para adquirir cosas. Pero al aumentarse los intercambios y para evitar la proliferación de muchas formas de “dinero” reconocidas sólo localmente, aparecieron las Autoridades monetarias, que tenían la capacidad de emitir la moneda o los billetes y garantizar su valor.

Tras muchos años con el oro como centro de referencia y respaldo del dinero en circulación, el siglo XX vería el fin del “patrón oro” y de la garantía de este metal para los billetes, dando paso a un patrón fiduciario. En él los Bancos Centrales y el Sistema Bancario crean y regulan la cantidad de dinero en circulación, controlando los límites de crédito a conceder por bancos (creación), manejando el precio del dinero (tipo de interés), y  la emisión de billetes y monedas. Las cotizaciones cruzadas entre monedas (cambio de divisas), las fija el mercado operado por los bancos que han de satisfacer las demandas y ofertas de divisas de sus clientes. Todo ello con la garantía de esa Autoridad o Banco Central que es quien, en última instancia, respalda que quien tiene un saldo anotado en una cuenta, o un billete en su mano, tiene ese determinado valor y la capacidad de gastarlo; y con el cobro de unas comisiones por la gestión por los bancos.

Pero, con las nuevas tecnologías y en un contexto de rebeldía frente el poder de los bancos, el siglo XXI ha visto la aparición de una nueva forma de dinero, las llamadas criptomonedas, creándose el Bitcoin en 2009. No está claro quien lo inventó. Satoshi Nakamoto, autor firmante del famoso artículo “Bitcoin. A peer to peer Electronic Cash System”, donde se explica como funciona el sistema, puede ser el seudónimo de una o de varias personas. Pero independiente de ello, el Bitcoin es una realidad; hoy el volumen de criptomonedas en circulación puede alcanzar unos 300 o 400 mil millones de dólares; de las más de 1.600 existentes, siendo el Bitcoin con gran diferencia la más utilizada. Pero qué es un Bitcoin? Cómo se opera con él y cómo se puede adquirir?.

Un Bitcoin no existe como tal. No es una pieza de dinero aunque se le represente como una moneda con un símbolo. Es un valor asignado a una transacción y a una dirección determinada. Veamos. Si yo quiero operar en el sistema y hacer un pago en Bitcoins, lo primero que tengo que hacer es abrir un monedero, esto es, una dirección o código en la que se abonará o cargará la transacción en Bitcoins. Este monedero tendrá una clave de acceso pública, como el número de una cuenta bancaria y una clave privada que solo yo tendré. Con el monedero creado, ya puedo operar.

A partir de ahí, puedo adquirir mis Bitcoins por cuatro vías: o comprándolos en un cajero a cambio de euros u otra divisa, o recibiendo un ingreso de una venta de un producto o servicio que haga en esa denominación, o de una donación, o si soy “minero”, del producto de mi trabajo (más adelante se explica). Toda transacción que haga, sea ingreso o pago en Bitcoin quedará registrada. La tecnología que permite esos registros y que es la base operativa de todo el sistema es Blockchain. Ésta consiste en un gran libro de registro en el que todas las transacciones quedan anotadas y encapsuladas en bloques enlazados. Esto es, la transacción que acabo de hacer aparece como un bloque de una cadena, compuesto por una combinación de números y signos cifrados que se relaciona con la última transacción, más una combinación con los datos de la transacción que hago  (cuenta origen, cuantía y destino), más otra que servirá para enlazarse con la siguiente. Por ello, no es posible cambiar una anotación ya que habría que cambiar también la anterior y la siguiente, y así sucesivamente.

Los que se encargan de encontrar el algoritmo que permita enlazar o encadenar una transacción con la anterior permitiendo así que la anotación quede registrada, son los “mineros”. En teoría cualquiera puede serlo si tiene un ordenador con la suficiente capacidad de cálculo, pero en la práctica como a medida que aumentan las transacciones se hace más complejo, y el consumo de electricidad por las horas de computación y su refrigeración muy elevado, en la práctica son grupos de ordenadores en diferentes lugares del mundo los que lo hacen. Por ello cobran un porcentaje pequeño en Bitcoins a modo de comisión. Esto genera nuevos Bitcoins a través de esas comisiones.

Y eso ¿hasta cuando?. Satoshi Nakamoto fijó en 21 millones de Bitcoins los que serían minados o creados para 2040 (ya se han creado la mitad, unos 17 mill.). Cada 10 min, de media, se mina un Bitcoin, que tiene una subdivisión, 1BTC=100 mill. satoshis. Su valor ha ido aumentando a medida que aumenta su demanda, en parte para especular, alcanzando la cotización los 10.000 $ hace meses y estando estos dias en torno a los 6.000 $. La gran volatilidad es sin duda una de sus características.

En definitiva, el Bitcoin forma parte de un sistema de pagos que opera de modo descentralizado sin una Autoridad Monetaria o Sistema Bancario detrás, pero que aporta garantías de confianza y fiabilidad de las transacciones, y un alto grado de privacidad. Operativamente se apoya en una tecnología, Blockchain, que es reconocida como muy eficaz y con muchas aplicaciones prácticas además de las criptomonedas.

Sin embargo, como decíamos, el Bitcoin no es una moneda; aunque sea aceptado como medio de pago, no es un bien que tenga un valor en sí mismo; es una anotación que otorga un valor o capacidad de gasto en Bitcoins a quien lo posee. De ahí que las Autoridades de muchos países, aunque no han establecido una regulación clara puntualizan sus características y advierten de la volatibilidad de su cotización. En España, el B. España y la CNMV hicieron un comunicado conjunto en febrero advirtiendo de sus riesgos. Pero en general hoy dia puede operarse con Bitcoins en prácticamente todos los países más avanzados. Los únicos, más relevantes, que lo consideran ilegal para hacer transacciones son Rusia, China e Islandia. Muchos Bancos e Instituciones financieras en la OCDE, admiten ya una cierta operativa. En paralelo, hay unos 9600 establecimientos en el mundo que admiten pagos en Bitcoin, más de 350 en España, y algunos como Amazon aun no lo hacen, pero hay empresas que actúan de intermediarios para poder pagar en la criptomoneda. Por ello, surge la pregunta que figura en el título: ¿es una moneda adecuada para hacer operaciones? Más aún, ¿tiene interés utilizarla?  Por supuesto, nos referimos a la operativa de vender  productos o servicios en Bitcoins, no a adquirir y vender con fines especulativos.

No hay una respuesta común para todas las empresas. Depende del sector de actividad y del tipo de cliente que se quiera captar, y también de los riesgos que se quiera asumir, pensando en medio plazo. Así, una prestigiosa cadena hotelera española con establecimientos en Madrid y otras ciudades, ha optado por hacerlo con el objetivo de atraer a clientes norteamericanos y de otras nacionalidades entre 35 y 45 años, perfil típico de usuario de Bitcoin. La opción es muy válida. También lo es para empresas que hacen envios de dinero al exterior al reducir notablemente las comisiones, u otras que venden algunos productos por internet. Al mismo tiempo, para start ups que buscan financiación y acuden a los llamados ICOs (Inicial Coin Offering) las criptomonedas pueden ser una fuente de recursos, aunque no existe una regulación sobre ello.

La alta volatibilidad de su cotización es sin duda un riesgo; y también lo es el futuro a medio plazo ya que el proceso de creación de nuevos Bitcoins se hace más complejo, al tiempo que se reduce y concentra el número de mineros. Se dice que unas pocas “granjas” en China minan un porcentaje muy alto del total. Por otra parte, el alto grado de anonimato de los monederos y la operativa hace que las criptomonedas haya sido utilizado por quienes realizan operaciones opacas y de blanqueo. Por tanto, qué pasará en unos años? Nadie lo sabe. Dependerá en parte de la regulación y de que el desarrollo del sistema siga avanzando. La Comisión Europea es partidaria de una regulación. En el Ministerio de Economía y Empresa, un grupo de expertos de la Dir. Gral del Tesoro está trabajando en este tema. Pero, hoy por hoy, no cabe duda de que para algunas empresas aceptar pagos en Bitcoins puede ser una buena opción estratégica a corto plazo para mejorar un posicionamiento en el mercado, siempre que se asuman los riesgos derivados de la decisión y, por supuesto, se actué con un buen conocimiento del nuevo terreno que se pisa, y de hecho muchas lo están haciendo ya.


* Este artículo es una versión más extensa del publicado en Cinco Dias el pasado 6 de julio con el título “Le interesa a mi empresa empezar a operar en Bitcoins?”

10 de julio 2018