Desde hace unos años, la posibilidad de recabar, analizar y almacenar grandes cantidades de datos digitales generados por usuarios de las nuevas tecnologías de la información ha permitido el surgimiento de nuevos modelos de negocio y ha apoyado la formulación de soluciones a problemas de gestión que habían sido muy difíciles de abordar solamente con la ayuda de medios menos avanzados. El fenómeno del “Big Data” ha comenzado  a cambiar profundamente las estrategias comerciales del sector privado, que busca activamente vías de aprovechamiento de su participación en eslabones específicos de la cadena de generación del valor del “Big Data” (Generación / Recogida / Almacenamiento / Procesamiento / Distribución / Análisis / Borrado). Dos ejemplos que ilustran la presencia que tiene ya hoy el “Big Data” en la actividad empresarial son la reciente creación de la unidad  “Telefónica Dynamic Insights” de Telefónica, cuyo propósito es análisis de grandes volúmenes de datos con el fin de ofrecer alternativas de actuación a clientes empresariales en sus respectivos sectores, o el establecimiento de “Amazon Web Services”, la rama de negocio de Amazon dirigida a facilitar el acceso a los instrumentos del “Big Data” a las empresas de tamaño medio.

¿Cómo incide el “Big Data” en las Administraciones Públicas? Pese a que la utilización de las TIC desde el punto de vista funcional básico es hoy en día una realidad asentada en las Administraciones de los países desarrollados y la mayor parte de los de renta media, no se observa todavía la aplicación generalizada de los marcos analíticos y de trabajo característicos del “Big Data” en los sectores públicos nacionales. Los progresos mayores parecen haberse hecho en el diseño y ejecución de sistemas avanzados de recogida de información, no tanto en la utilización activa y sistemática de las conclusiones derivadas de la evaluación de los datos disponibles.

Algunas organizaciones internacionales están siguiendo líneas de trabajo que tienen por objetivo procurar que el “Big Data” se integre gradualmente en la Administración como elemento fundamental que informe la adopción de decisiones y la articulación de políticas concretas. En 2012, la OCDE celebró un foro de discusión que sirvió para repasar las principales implicaciones que el “Big Data” tiene tanto para el sector privado como el público e identificar las Administraciones Públicas como una de las áreas principales en las que podrían lograrse mayores ventajas gracias a su expansión; ese mismo año, esta organización lanzó la iniciativa NAEC (“New Approaches to Economic Challenges”), que continúa desarrollándose actualmente y de la que forman parte algunos proyectos de investigación como el titulado “Applying new tools and approaches for better policy making (A7)”  que asocian directamente el “Big Data” con la evaluación y la implementación de determinadas políticas públicas; finalmente, las Orientaciones Estratégicas de la OCDE dadas a conocer en su Reunión Ministerial de este año también reconocen la necesidad de promover una aproximación más sistemática al “Big Data”. Otros programas como el “Global Pulse” de la ONU tienen un grado de cobertura mayor y se plantean como misión acercar el uso del “Big Data” como bien público a las Administraciones de los países en desarrollo.

En la Administración española, la penetración del “Big Data” vendrá marcada en buena medida por el contexto europeo. A principios de julio de 2014,  la Comisión Europea adoptó el documento “Communication on Data-Driven Economy”; en la comunicación se hace una primera sugerencia de creación de un marco de referencia que apoye el surgimiento de un mercado único europeo en “Big Data” y “Cloud Computing” como primer paso de una discusión que se antoja larga y compleja. A la vez, casos como la puesta en marcha del Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU) por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a lo largo de los últimos años reflejan con nitidez cuál es el impacto que el “Big Data” podría llegar a tener sobre nuestra Administración a medio plazo. ¿Ha llegado el momento del “Big Data” en el sector público? Pronto lo comprobaremos.

Por Galo Herrero